Con la edad, podemos seguir creciendo desde otro concepto de crecimiento. No me refiero a la cantidad de años que vamos adquiriendo sino a los conocimientos que podemos seguir acumulando.

 

Lo que hasta hace algún tiempo ni se imaginaba, se está viendo cada vez más: aprender de grande, volver a estudiar o retomar los estudios abandonados.

Después de criar hijos, de trabajar y jubilarse, el estudio es un camino cada vez más buscado por los adultos mayores.

 

“Estudiar me ayuda mucho, sobre todo para seguir en esta etapa de la vida, que no es fácil, si uno no tiene las herramientas necesarias”, dice Susana Lozano, alumna del Cepram (Centro de Promoción del Adulto Mayor) desde hace varios años. Y agrega: “Aquí encontré un lugar para mantener la mente abierta a lo nuevo, me ayuda mucho para el trato con mis nietos, con la gente más joven, y es una oportunidad para hacer lo que no hice antes”.

 

Aprender después de aprender

El estudio permite que aquellos que no tuvieron las suficientes oportunidades para hacerlo, quieran intentarlo como un medio para prevenir la pérdida de la memoria, paliar el envejecimiento, y potenciar la actividad social.

 

En esta edad de adultos mayores, la educación también impulsa el crecimiento personal y social, al igual que en todas las edades, posibilitando seguir desarrollándose.

Hasta hace un tiempo, esta noción de progreso era impensada en los adultos mayores. A partir de 1970, se fue desterrando la idea de declive irreversible después de los 60 años, con la idea de que el desarrollo es un proceso que sucede durante toda la vida y que, como ocurre en cualquier orden, esto implica pérdidas y ganancias.

Siempre debemos tener bien presente que no se debe bajar los brazos, bajo ningún concepto. Todo es cuestión de propósito.

 

¿De qué edad te sientes?

Cada edad es mejor que la anterior porque nos da más sabiduría y cuanto más ejercitemos nuestro cuerpo y nuestra mente, mayores serán nuestros logros.

Hay personas que cronológicamente pertenecen al rango +60 pero su actitud, apariencia física, y postura hacen que parezcan más jóvenes de la edad que tienen.

Por otro lado, hay personas que están en el rango de los 50 años, que no los llevan tan bien y aparentan ser mayores.

 

aprender adultos

 

Los unos y los otros

Aquellas personas que siguen llevando sus vidas activamente con contacto social y afectivo con sus amigos y seres queridos, son los que, generalmente, tienen la mentalidad de que aún son muy jóvenes.

 

Cuando muchos ya se han rendido, por el contrario, estos practican deportes, van a bailar, tienen sexo y disfrutan mucho de sus cuerpos.

 

Todo es cuestión de actitud

Hay muchas mujeres que a los 50 ya se sienten viejas. Usan frases como “ya no estoy para eso”, “a mi edad…”, “ya se me pasó el tren”, “eso ya no lo puedo hacer”, etc. y no se dan cuenta de que esta mentalidad es la que hace que el cuerpo y la mente comiencen a envejecer y no precisamente a causa del paso del tiempo.

 

Por este motivo, tienden a rechazar hacer más actividad física y social, se vuelven sedentarias y dejan de desafiar a su cuerpo y a su mente, motivo por el cual envejecen física y mentalmente mucho más rápido que las que siguen aprendiendo y manteniendo su vida mental, física y social.

 

La felicidad de seguir aprendiendo

Los adultos mayores que estudian o que realizan una actividad nueva se mantienen con una mente más activa y con un cuerpo más sano. Nada impide seguir aprendiendo, solo se trata de un prejuicio.

 

Por eso es conveniente que los adultos mayores ejerciten su mente con algunas actividades específicas.

  • Lectura comprensiva
  • Desarrollar resúmenes
  • Hacer crucigramas o sudokus
  • Armar rompecabezas
  • Juegos de ejercitar la memoria
  • Buscar significados de palabras en el diccionario

 

“El estímulo constante que recibe nuestro sistema nervioso central mediante la activación de nuestra capacidad de aprender, dinamiza la plasticidad cerebral que se encarga de realizar las interconexiones entre las neuronas”, dice el neuropsicólogo Eduardo Santillán.

Estudiar constantemente debe formar parte de la vida diaria porque potencia las capacidades. Así como los músculos se fortalecen a través del ejercicio físico, el cerebro también se desarrolla con mayor intensidad cuanto más se ejercita.

Estudiar mejora la calidad de vida en los adultos mayores

Las personas que están transitando la edad +60, y están dispuestas a inscribirse en alguna universidad o iniciar algún curso en el que puedan aprender a pintar, cantar, bailar, etc. lo hacen porque desean ser mejores, más proactivos y útiles.

 

Quieren mejorar su calidad de vida, aspirando a incrementar su autoestima, pasar de su vida de pasivos a activos y desean sentir que están vivos.

Con este regreso al estudio, las personas sienten tremendo placer de poder volver a una época que ya creían olvidada, sobre todo, cuando pueden interactuar con personas más jóvenes, sintiéndose pares.

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